Buenos Aires, 12 de noviembre de 2013 - Primero los hechos, después las referencias y el contexto y, finalmente, la opinión, como corresponde.

La revista Noticias, en una crónica en la que no se indica cómo, dónde ni cuándo hizo el reportaje, le grabó unas declaraciones a Jaime Durán Barba, asesor de Mauricio Macri en temas de opinión pública. Trascribo:

Noticias: “Hugo Chávez tuvo un nivel de aprobación altísimo”.

Durán Barba: “si, como Hitler. Tuvo un enorme nivel de aprobación y no significa que fue un gran gobierno”. Hitler tuvo una aprobación mayor que la de Chávez, 90%.

Noticias: “no son comparables”.

Durán Barba: “no, no son comparables. Hitler era un tipo espectacular. Era muy importante en el mundo”.

Noticias: “pero mató a 3 millones de judíos...”

Durán Barba: “y éste (por Chávez) expulsó a la mitad de los judíos de Venezuela. Ojo”.

Noticias: “Estoy de acuerdo, pero no son comparables”.

Durán Barba: “no, incomparables totalmente. Nadie es comparable con nadie”.

Noticias: “pero más allá que le guste o no Chávez, no se puede compararlo con Hitler” (se supone que es una afirmación de Noticias, que parece no tener nada que preguntar.

Durán Barba: “en algunas cosas, sí, todos son comparables, en otras, no”.

Noticias: “está bien, ambos se sometieron a elecciones con amplio nivel de apoyo, pero uno fue el autor del holocausto”.

Durán Barba: “bueno, poné a Stalin. Tenía una popularidad brutal, Stalin. Es mentira que era un dictador rodeado, mentira total. Era totalmente popular. A Stalin lo adoraban”.

Noticias se queda sin palabras. O no conocen el tema sus redactores, o evidentemente no atinan a decir nada.

Durán Barba: “Era un tipo muy fino Stalin. ¿Vos sabés que la primera dedicación de Stalin era la poesía? En su biblioteca la mayor parte de los libros son poesía, y él escribía poesía. Era un tipo de una finura impresionante, y muy popular”.

Esta nota es presentada como reportaje, pero que, como es bastante habitual en Noticias, carece de contexto, no se informa ni cómo ni cuándo ni dónde se hizo, si fue de “asalto” o si fue concedida. Generó una preocupación notable y, desde luego, una ola de especulación política bastante previsible de parte del oficialismo a escala nacional.

El Instituto Nacional contra la Discriminación, el INADI, dirigido por Pedro Mouratián, importante dirigente de la comunidad armenia argentina, ha resuelto iniciar una investigación sobre Durán Barba, para saber si haber dicho que Hitler era “espectacular” constituye un caso de discriminación.

Ya vamos a ir al capítulo de la hipocresía sin límites, en el que se involucran no solamente el oficialismo, sino también muchas bellas almas del progresismo, pero primero algunos elementos de juicio, pero primero hay que consignar algunos elementos de juicio:

Iósif Stalin gobernó la Unión Soviética entre el 3 de abril de 1922 y su muerte, el 5 de marzo de 1953, o sea, casi 31 años, durante los cuales encabezó la Rusia soviética en la Segunda Guerra Mundial. Fue secretario general del comité central del Partido Comunista de la Unión Soviética y durante sus tres décadas de poder armó un sistema de culto de su personalidad absolutamente monumental, llegando al punto de denominar Stalingrado a la heroica ciudad que resistía los embates nazis, además de constituirse él mismo en el padre santo de Rusia. Luego de su muerte, comenzó lentamente el llamado proceso de des-stalinización, que llevó varios años, al cabo del cual la Unión Soviética entró en una etapa de disolución. Stalin gobernó 31 años y los libros de historia más ponderados le adjudican la responsabilidad de 20 millones de muertes, en los campos de concentración (gulags) y en los planes de colectivización forzada, por ejemplo, en Ucrania.

Benito Amilcare Andrea Mussolini fue dictador de Italia entre el 24 de diciembre de 1925 y el 25 de abril de 1945, cuando concluye su vida como Duce de la República Social Italiana. Quiere decir que fue el jefe de Italia durante casi 20 años. Al igual que Stalin, gobernó durante muchos años con un fenomenal consenso popular, que fue el que lo llevó, precisamente, a mitad del siglo XX, a la jefatura de gobierno de Italia.

Adolf Hitler fue primero canciller y luego Führer de Alemania, entre el 2 de agosto de 1934 y el día que se pegó un tiro en la frente en su bunker de Berlín, el 30 de abril de 1945. Gobernó durante 12 años. Como otros grandes tiranos del siglo XX, este hombre considerado con justicia el más bárbaro y criminal de los carniceros del siglo XX, también llegó al poder con el apoyo mayoritario del pueblo alemán.

Estos son los datos que a muchos les cuesta procesar y digerir, lo diga Durán Barba o no lo diga. que me parece un personaje poco relevante.

Lo cierto del caso es que las dictaduras más importantes que se conocen en el siglo XX no fueron actos minoritarios de grupos advenedizos que se hicieron del poder en contra de la voluntad popular.

Stalin fue un líder fenomenal, Mussolini fue un líder colosal y Hitler fue un caudillo de enorme apoyo popular. Éstos son los hechos. Ahora, ¿qué quiere decir la palabra “espectacular”? Es una palabra que tiene doce caracteres. Espectacular fue, efectivamente, Hitler cuando designó como su cineasta de cabecera a Leni Riefenstahl, la emblemática y talentosa cineasta alemana del siglo XX que vivió nada menos que 101 años y le dio a Hitler, como herencia histórica, su famoso film “El triunfo de la voluntad”.

En la peripecia de Hitler, Leni Riefenstahl es un capítulo central, como lo fue en todo el modelo nacional-socialista el rol de la propaganda, del espectáculo, y del uso de los medios de comunicación. Vincular la noción de espectáculo con las tiranías más sangrientas no debería, en principio, sorprender demasiado porque no es, necesariamente, un adjetivo calificativo positivo. “Espectacular” puede ser una enorme matanza o una guerra. Espectaculares eran los ataques norteamericanos con napalm sobre Vietnam y no por eso dejaban de ser actos de genocidio.

El apoyo popular y la conciencia de que muchos líderes del siglo XX, más allá de ser totalitarios y sanguinarios, eran queridos por sus pueblos, no nos debería impedir que aceptemos adultamente que, en efecto, muchas de las más grandes y terribles agresiones contra los derechos humanos se han hecho, en muchos casos, con el apoyo de enormes masas de personas.

Ha habido de parte de Durán Barba evidente insensibilidad en el manejo del lenguaje. En casa de herrero, cuchillo de palo. Un asesor de medios de comunicación, más allá de que presuma ser  ideólogo, no debería cometer estos actos de negligencia, pero sobre todo no debería ser “prensable”, como se llama ahora a las personas que son objeto de la atención periodística. Debería literalmente dedicarse nada más que a su trabajo profesional, como ingeniero electoral.

La hipocresía del oficialismo y de gran parte del llamado “progresismo” es infinita. Se ofuscan con Durán Barba y no han levantado una sola palabra para hacer una evaluación de los dichos y los hechos de hombres como el antisemita Luis D´Elía, que no solo nunca fue expulsado de la cúpula del kirchnerismo, sino que la noche del 27 de octubre integraba la tribuna selecta de los líderes del Gobierno que celebraban ser la primera minoría.

No hubo para con D´Elía y sus constantes referencias despectivas a “los paisanos” y a la comunidad judía reacciones de quienes deberían haber reaccionado. Es hondamente llamativo que la Delegación Argentina de Asociaciones Israelitas (DAIA), se agravie y ofusque tanto por la desafortunada expresión de Durán Barba, y nada haya dicho de que este gobierno nunca tomó distancias ni desautorizo al antisemita D´Elía, que no solo viajó a Irán a expresar su apoyo explícito a un gobierno que niega el Holocausto y la existencia del Estado de Israel, sino que ha permanecido en silencio cuando el Gobierno jamás tomó distancia de D´Elía.

Pura hipocresía, pura manipulación de valores e “indignaciones” que, en rigor de verdad, ocultan una manipulación política.

El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires debería disciplinar al señor Durán Barba, pero en último análisis, la palabra “espectacular”, tal como fue usada, aludiendo a la manera de operar del hitlerismo, como sucedió con el fascismo italiano y el stalinismo soviético, no necesariamente implica un juicio positivo. Lo que hay en la Argentina, una vez más, es un exceso de hipocresía.

© Pepe Eliaschev