Buenos Aires, 11 de julio de 2014 - No quiero hacerme el distraído. No quiero, precisamente porque se trata de un tema espinoso que desata muchas pasiones- algunas de ellas sanas y otras, malsanas – pero no esquivar lo que está sucediendo una vez más en el Medio Oriente. Soy perfectamente consciente de que es un tema de los tantos que no inquietan a la abrumadora mayoría de los argentinos, pero hay un estado de guerra, una guerra larvada, una guerra con fatalidades, que se viene desarrollando en lo que se conoce como Franja de Gaza, ese pequeño territorio ubicado entre Egipto e Israel.

Mi decisión es hablar de lo que significa y es Gaza, y tras una abundante apoyatura periodística e informativa, dar a conocer dos o tres puntos valorativos. Lo hago con la mayor equidad de la que soy capaz. No quiere decir que la tenga. Desde luego que, como ustedes saben, los sucesos de Medio Oriente nunca me han sido ajenos, y nunca han sido irrelevantes para mí. Pero, ¿sabemos qué es Gaza?

A manera de ayuda, hay que tomar en cuenta lo siguiente: la superficie de Gaza es de 360 kilómetros cuadrados. Es exactamente igual a la superficie del municipio de Tigre: Tigre tiene un área de 368 kilómetros cuadrados. Así que, cuando hablo de Gaza, imaginen Tigre. Las fronteras terrestres de Gaza son de 72 kilómetros; 59 kilómetros con el Estado de Israel y 13 kilómetros con la República Árabe de Egipto, que mantiene cerrada su frontera con la Franja. El largo de la costa, sobre el Mediterráneo, es de 40 kilómetros. Es una zona de clima templado, con inviernos muy suaves, secos, y veranos muy calurosos, como toda esa zona de Medio Oriente. El terreno es esencialmente chato, cubierto en las playas por dunas de arena a la altura del mar Mediterráneo. Sus recursos naturales son muy escasos: tierra arable, un poco de gas natural, pero de la tierra arable sólo se explota menos del 8%.

La llamada Franja de Gaza ha sido a lo largo de los siglos, y en muchísimas oportunidades, objeto de rapiña de potencias regionales y europeas. Un dato importante para comprender la realidad social de Gaza, es que el 43.12% de la población de Gaza tiene entre cero y 14 años; si se le agrega los que tienen entre 15 y 24 llegamos a esta cifra: casi el 64% de los habitantes de Gaza son menores de 24.

¿De dónde viene el conflicto de Gaza? ¿Cómo arrancó? ¿Cuál es su historia?

Las actuales fronteras quedaron establecidas cuando cesó la guerra de 1948, tras el nacimiento del Estado de Israel. Esto se confirmó por un acuerdo explícito entre Israel y Egipto, que se firmó el 24 de febrero de 1949. A partir de ese momento, Gaza fue gobernada por los egipcios hasta la Guerra de los Seis Días en 1967. Gaza quedó literalmente como estado títere, hasta que en 1959 se unió formalmente a Egipto, pero esto terminó en 1967, cuando cayó bajo la ocupación israelí, tras aquella durante la cual las Fuerzas de Defensa de Israel cruzaron y ocuparon la península de Sinaí la agresión egipcia.

Los acuerdos de paz palestino-israelíes de Oslo, en 1993, proclamaron que la Autoridad Palestina tenía que administrar Gaza, y efectivamente, esto fue lo que sucedió.

En 2005, Israel se retiró totalmente de la Franja de Gaza por decisión unilateral de Jerusalén. Esto había sido resuelto por la Knesset, el parlamento israelí. Israel comenzó a evacuar Gaza de colonos, tropas e instalaciones, el 15 de agosto de 2005, una evacuación muy traumática para el propio estado judío, que terminó el 12 de septiembre. Con la participación de tropas israelíes especiales, 9.000 colonos israelíes fueron sacados a la fuerza por el gobierno israelí, que proclamó, el 12 de septiembre de 2005, que había cesado su ocupación militar de la Franja de Gaza.

Han pasado nueve años. En 2007, luego de una elección que se hizo el año anterior, el partido Hamás, que practica un fundamentalismo islámico, asumió el poder en esos 365 km2, pero a partir de aquel momento jamás cesaron los lanzamientos de cohetes desde Gaza, primero pequeños, luego medianos y ahora cada vez más grandes, sobre ciudades, inicialmente del sur de Israel; hoy los cohetes han llegado prácticamente al centro de ese pequeño país.

El primer ministro de Israel, Biniamin Netanyahu, ha dicho que ninguna presión internacional “nos impedirá seguir golpeando a los terroristas que nos atacan”. Un dato a tener en cuenta es que, Hamás, que forma parte de la rama shiíta del Islam, jamás aceptó la misma esencia y razón de ser del Estado de Israel. En su propia carta fundacional, Hamás define a Israel como “entidad sionista”, y consecuentemente, proclama que nunca reconocerá el derecho a que haya un territorio propio para los judíos en el Medio Oriente.

En las últimas horas, Hamás se ha estado ufanando de los casi 500 cohetes que ha lanzado sobre Israel. La consecuente respuesta israelí ya ha producido cien muertos. Pero Hamás proclama que no cesará en sus disparos de cohetes sobre Israel: “Habremos de sorprender a los judíos todos los días, nos hemos preparado para una larga batalla, no de una semana o de diez días, sino de muchas semanas”.

Es difícil de entender, en consecuencia, el razonamiento que permita explicar que, si hace exactamente nueve años, Israel se retiró de Gaza dejando el territorio absolutamente liberado para que los habitantes de Gaza trabajaran, educaran y reconstruyeran su identidad, ¿a qué se deben los cohetes? ¿Cómo se explican estos 500 misiles – algunos de los cuales son cada vez más poderosos- que caen sistemáticamente sobre Israel?

No condono la tragedia que implica las bajas palestinas como parte del bombardeo israelí. Israel ha denunciado que, en la mayor parte de los casos, las lanzaderas de cohetes palestinos están emplazadas en viviendas familiares, por lo cual la prolijidad de bombardeo de represalia suele ser altamente riesgosa y, naturalmente, mueren personas que no tienen nada que ver, que no deberían jamás morir, como mujeres y niños.

Pero hay que hacerse esta pregunta, con valentía y coraje. Repudio todo acto que implique pérdidas de vidas inocentes por medios materiales tan impresionantes. Pero tampoco puedo explicarme, y mucho menos justificar, la actitud empecinada y suicida del régimen palestino de Gaza, que no ha retrocedido ante la idea de que cuantos más cohetes le disparen a Israel, más floja será la defensa del Estado judío. Eso no va a suceder, y en consecuencia y lamentablemente, todo lo que queda esperar de aquí en adelante es más tristeza, más muerte y más dolor, algo que, de alguna buena vez, debería terminar.

© Pepe Eliaschev