Pasión por la radio
Un vacío descomunal
Buenos Aires, 7 de julio de 2014 - En más de una oportunidad, en este espacio, hemos ventilado abiertamente el problema de las diferencias entre lo urgente y lo importante. Nos hemos abocado una y otra vez a diferenciar la retórica, lo meramente dialéctico, la especulación con palabras de la carne, la sangre y osatura de nuestras existencias cotidianas. En esa perspectiva, lo que suele suceder, lamentablemente, en el Congreso Nacional, suele estar muy alejado de la vida cotidiana de la gente.
La historia que voy a contar, que -tengo para mí- ha pasado poco menos que inadvertida por los grandes medios, tiene mucho de aquel mundo simbólico, de paradigmas, emblemas y palabrerío que no consiguen penetrar la piel cotidiana de los argentinos. Sin embargo, también tengo para mí, que esta historia –aun cuando no modifique la vida de nadie– es de una enorme importancia, y debo advertirles, desde ya, que el corolario no es demasiado optimista.
Para no apresurarme con etiquetas ni adjetivos, primero los hechos. La Cámara de Diputados de la Nación aprobó un proyecto presentado por el diputado nacional Leandro Grosso, acompañado por tres diputados igualmente kirchneristas, Remo Carlotto, Adela Segarra y Sandra Mendoza. En aquel momento, la propuesta impulsada por los kirchneristas Leonardo Grosso, Remo Carlotto, Adela Segarra y Sandra Mendoza logró en 2013 el respaldo no sólo del oficialismo, sino también de opositores, como Gerardo Milman (GEN), Victoria Donda (Libres del Sur) y Graciela Ocaña (ahora legisladora por la Ciudad de Buenos Aires). Segarra es la misma diputada que la semana pasada no supo responder en Radio Mitre quiénes eran los dueños de Ciccone cuando la empresa fue estatizada. Este proyecto declara al pañuelo blanco de las Madres de Plaza de Mayo como símbolo nacional. Recibió 176 votos a favor, solo 7 en contra (incluyendo dos del macrismo y dos del massismo) y cuatro legisladores se abstuvieron.
La propuesta eleva al pañuelo blanco a misma la categoría de la bandera argentina, la escarapela, el escudo nacional y el himno. Quiere decir que, si lo convalida el Senado, la Argentina tendrá cinco símbolos nacionales: la bandera, la escarapela, el escudo, el himno y el pañuelo blanco. Entre los razonamientos de quienes patrocinaron y lograron hacer aprobar este proyecto, se dice que resulta “imprescindible incluir entre los símbolos patrios a los pañuelos blancos, que representan a las Madres de Plaza de Mayo”.
Fueron 69 las ausencias. Pero el análisis partido por partido (que rara vez veo en los medios) ofrece, algunas sorpresas asombrosas. Los siete votos en contra fueron de siete mujeres: Patricia Bullrich, María Azucena Ehcosor, Laura Esper, Elisa Lagoria, Silvia Majdalani, María Schwindt y Mirta Tundis. Curioso, ¿verdad? Siete en contra, siete mujeres. Además, las cuatro abstenciones fueron de un pequeño grupo de diputados de izquierda. Pero la miga, el núcleo, el corazón de este análisis, es que cuando se analiza el voto de los diputados, se advierte que de los 176 votos para consagrar al pañuelo blanco de las Madres de Plaza de Mayo –la organización de Hebe de Bonafini – símbolo nacional, 51 eran de la oposición: 24 radicales, 11 votos de UNEN, 12 de PRO y 4 del massismo.
Los ausentes fueron 69. Si en esos 176 no se hubieran encolumnado los 51 votos de la oposición, incluyendo desconcertantemente al Partido Demócrata, de derecha y procesista, de Mendoza, se topa con una realidad francamente impresionante, así como Federico Pinedo y la casi totalidad de sus correligionarios de PRO, el kirchnerismo y los diferentes peronismos que avalaron lo del pañuelo como símbolo, hubieran sido perdedores, con 125 votos.
A mi modo de ver, y sin extremar excesivamente el análisis, este voto que la oposición le ha dado sin reflexionar, sin ninguna mirada crítica, sin tomar en cuenta las severas imputaciones de corrupción y oportunismo político que pesan sobre las Madres de Plaza de Mayo, es extremadamente demagógico, lamentablemente con una gran presencia de radicales, y desde luego, una gran presencia del centro izquierda, porque dentro de esos 11 votos de UNEN, hay ciertamente un puñado de votos socialistas.
Les confieso que me resulta poco menos que imposible entender a esta oposición. No entiendo por qué, por lo menos, no se abstuvieron. ¿Por qué avalaron y votaron junto con nombres como Diana Conti y Carlos Kunkel, en una decisión política acrítica y absolutamente desprejuiciada respecto de las grandes responsabilidades que pesan sobre las Madres de Plaza de Mayo? Cuando se compara la trayectoria y proyección histórica del himno, la bandera, la escarapela, el escudo patrio, y la pone a la misma altura que el pañuelo de las Madres de Plaza de Mayo, está cometiendo “kirchnerismo explícito”. Está bien que lo hagan quienes tienen esa tarea en el Congreso Nacional, servir al Gobierno; pero este es el mismo kirchnerismo que en ese Congreso niega toda posibilidad de juicio político o de análisis de la situación de Amado Boudou. ¿Cómo se sentirían y cómo se sintieron los radicales, los socialistas, la diputada por Proyecto Sur, Alcira Argumedo, muchos de ellos gente honrada y con muy destacables trayectorias en defensa de los verdaderos derechos humanos?
Ese pañuelo blanco, lamentablemente, si bien alude a una época heroica en la cual aquellas Madres, absolutamente independientes del poder político, encarnaron los más nobles proyectos de una Argentina civil, hace largos años fueron corrompidas y prostituidas por un poder político rapaz y cínico respecto de los medios que necesita para establecerse.
¿Por qué no advirtió la Unión Cívica Radical? ¿Por qué no advirtió PRO? ¿Dónde y cómo se entiende, de qué manera puede darse cuenta del voto, por ejemplo, de Miguel Del Sel, del trío Midachi, en favor del pañuelo blanco?
Tengo para mí que esto representa el peor de los mensajes. Tendrá que esforzarse mucho esta oposición, de supuesta centroizquierda y supuesta centroderecha o desarrollismo, para que la sociedad entienda que son diferentes del kirchnerismo. Porque a la hora del palabrerío, a la hora del jarabe de pico pseudo progresista, terminan junto a quienes todas las semanas los llena de escarnio y los aprietan políticamente en la sede verdadera del poder.
Fue una ocasión penosa que revela un profundo vacío en la Argentina, tanto de cara al llamado centroizquierda, como de cara al llamado centroderecha.
© Pepe Eliaschev
Aclaración posterior al editorial del 7 de julio: el día de la votación, el kirchnerismo, sus aliados y simpatizantes aceptaron la propuesta del diputado Pablo Tonelli (PRO), para reemplazar la palabra “símbolo” por “emblema”, de los que hay en el país 19 y ahora serían teóricamente 20, junto al hornero, la Virgen de Luján, la flor de ceibo, el juego de pato, el quebracho colorado, el pericón, el mate y el vino. El kirchnerista Leonardo Grosso propuso que en el artículo 1º se reemplace el término “símbolo” por “emblema” y que en el artículo 2º se realice la misma modificación, con lo que en este último caso la redacción sería la siguiente: “...al acervo de los emblemas nacionales argentinos...”. Con ese engaño infantil, todos se pusieron de acuerdo y sobre 188 diputados presentes, 176 votaron por la afirmativa y siete por la negativa, además de 4 abstenciones.
Ratifico palabra por palabra mi editorial.
Dos años sin Pepe21-11-2016
Un año sin Pepe - El recuerdo de Victoria, Parte II18-11-2015
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El recuerdo de Pepe, por Victoria Verlichak21-11-2014
Homenaje a Pepe - Gerardo Tato Young19-11-2014
La música de Pepe en "Esto que pasa"
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Mercedes Sosa
All for love ∼ Bryan Adams, Mutt Lange y Michael Kamen
Luciano Pavarotti y amigos
Qué me van a hablar de amor ∼ Letra de Homero Expósito. Música de Héctor Stamponi
Voz de Julio Sosa con orquesta de Leopoldo Federico
La notte eterna
Emma Shapplin
Sur ∼ Aníbal Troilo y Homero Manzi
Orquesta de Mario Demarco, voz de Edmundo Rivero
Jeep\\\'s blues
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A su memoria ∼ Antonio Sureda y Homero Manzi
Carlos Dante, orquesta de Alfredo de Angelis
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Roberto Goyeneche, con Piazzolla y su quinteto
The prayer
Charlotte Church & Josh Groban