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Miércoles 27 de agosto de 2014

POR LA SENDA PERONISTA

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BUSQUEDA

 EDITORIAL “BUSQUEDA” DE MONTEVIDEO (21 DE AGOSTO DE 2014)

Por la senda peronista

Los jefes de la central sindical resolvieron esta semana abandonar completamente la apariencia de que en esa organización pueden hallar cobijo los trabajadores de cualquier inclinación política y se sumaron a la campaña electoral del gobernante Frente Amplio como una más de sus agrupaciones políticas.

El Secretariado Ejecutivo del PIT-CNT propuso realizar un paro general nacional el 18 de setiembre, en plena campaña, con el objetivo de dar a conocer las propuestas programáticas del movimiento sindical y apoyar, descaradamente, a la fórmula Tabaré Vázquez/Raúl Sendic. Un paro para juntar votos, pues.

Ese día, los jefes sindicales que son, a la vez y principalmente, dirigentes políticos frentistas, se concentrarán en el Obelisco de Montevideo para participar luego en una marcha. La convocatoria incluye la realización de actos también en las capitales departamentales del interior. El paro será precedido por un "encuentro programático" el 4 de setiembre en el teatro El Galpón.

La decisión, adoptada por unanimidad del Secretariado Ejecutivo el martes 19, deberá ser confirmada el 29 de agosto por la Mesa Representantiva Nacional, lo cual se considera un mero trámite. El dirigente metalúrgico Marcelo Abdala declaró que el PIT-CNT "no dirá a quién votar, pero sugerirá a quién no votar". Sin pelos en la lengua, Abdala adelantó que sugerirá no votar por candidatos con perfiles como el nacionalista Luis Lacalle Pou y el colorado Pedro Bordaberry.

Abdala y sus colegas sindicalistas/políticos parecen creer que pueden engañar a la gente durante todo el tiempo. Ya bastante tiempo ha durado la mentira de que los sindicatos del PIT-CNT son independientes de partidos y que todos los trabajadores —frentistas, colorados, blancos o independientes— son bien recibidos en los gremios.

Si eso no fuera así, la cúpula sindical no tendría la osadía de desafiar a cientos de miles de trabajadores que, en el pasado y hoy mismo, desean libremente votar por otros partidos diferentes al Frente Amplio. Se trata, al menos, de la mitad de los trabajadores uruguayos, a quienes los jefes frentistas de la central sindical han decidido escupirles el rostro. ¿O qué creen? ¿Que el millón largo de votantes de los partidos Blanco, Colorado e Independiente son capitalistas?

No es en absoluto una casualidad que la decisión de la cúpula sindical haya sido anunciada a nueve semanas de la primera vuelta de la elección presidencial, en la que se elegirá la integración del Parlamento, y en momentos en que todas las encuestas registran una tendencia declinante en la intención de voto para el Frente Amplio. Directores de las consultoras coinciden en que la coalición oficialista no retendrá la mayoría legislativa, que ya no hay favoritos para la definición presidencial y que hay que esperar una reñida disputa entre Tabaré Vázquez (candidato frentista) y Luis Lacalle Pou (candidato blanco).

El anuncio de los principales dirigentes del PIT-CNT supone un paso más en el escandaloso proceso de "peronización" del movimiento sindical. Diez de los 13 integrantes del Secretariado Ejecutivo participaron como candidatos de diferentes sectores del Frente Amplio en las elecciones internas del oficialismo el 1º de junio.

En declaraciones a varios medios de comunicación, Abdala, quien es además miembro del Comité Ejecutivo del Partido Comunista, aseguró que la decisión de parar el 18 de setiembre no es a favor del Frente Amplio. Con un rostro a prueba de balas, Abdala dijo que "hay dos grandes proyectos de país" y que "los partidos reflejan las clases".

Interesante. Si "los partidos reflejan las clases", pues todos los partidos tienen una abundante cantidad de integrantes de la "clase trabajadora" en sus filas. Da la impresión de que los jefes actuales del PIT-CNT acaban de inventar una nueva "clase": la "clase trabajadora frentista". Todos los demás trabajadores —tan trabajadores como los frentistas, por supuesto— están fuera de su consideración. O, peor, empezarán a sentir la presión de los militantes políticos frentistas para que cambien sus libérrimas opciones electorales por la que les gusta a los líderes de la central sindical.

Así funciona el sindicalismo corrupto en Argentina: como una mera correa de transmisión entre "los trabajadores" y el Partido Justicialista.

Es una desgracia para el Uruguay que el movimiento sindical haya decidido desbarrancarse por la misma ladera por la que, hace ya décadas, cayó el sindicalismo argentino.

De ahora en adelante, nadie podrá acusar de malintencionado a quien compare a Hugo Moyano con Marcelo Abdala. Son la misma cosa. Uno prioriza los intereses del peronismo por encima del de todos los trabajadores argentinos; el otro, los del frentismo por encima del de todos los trabajadores uruguayos.

El sindicalismo partidista es una muy mala noticia para el Uruguay y para los verdaderos sindicalistas.

No sería de extrañar que, forzados por las circunstancias, ya existan trabajadores no frentistas que estén pensando en fundar otra organización sindical.

 

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