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Domingo 30 de octubre de 2011Diario Popular

El mensaje de los números

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Buenos Aires, 30 de octubre de 2011 - La colosal cantidad de votos obtenidos por Cristina Kirchner hace solo una semana, configura una cifra que merece un detallado análisis. La aritmética no es territorio de conjeturas. Los números son implacables.

De los 21.484.844 votos positivos que se emitieron el 23 de octubre (hubo, además, 908.675 votos en blanco, nulos, recurridos e impugnados) la Presidente se alzó con 11.593.023, o sea el 53.96% de quienes fueron a las urnas.
Cuando se analiza, sin embargo, el comportamiento de los cuatro grandes distritos argentinos, se llega a la conclusión de que ese casi 54% nacional se funda de manera casi excluyente en la masiva provincia de Buenos Aires, convertida desde hace muchas décadas en la clave de todas las victorias ó en la madre de todas las derrotas.
Así, mientras que Cristina recibe el 56,28% en territorio bonaerense, sus resultados en los otros tres distritos cuentan otra historia: 41,97% en Santa Fe, 37.34% en Córdoba y 35.05% en Capital Federal. Estos tres distritos centrales no le dieron ni triunfo ni mayoría neta a la Presidenta. Pero los 4.704.016 votos que ella recoge en la provincia de Buenos Aires son la contundente explicación de su victoria, porque en esta provincia se concentra casi el 41% del voto oficialista. Gana Cristina en todo el país, claro está, pero es en la aplanadora bonaerense donde se confecciona su resultado nacional.
En la Capital Federal, además, aunque ella obtiene solo ese 35%, su lista de diputados encabezada por el profundizador del populismo, Roberto Feletti, apenas rasguña el 29,12%, con 110 mil votos menos que la Presidenta.
Del mismo modo, mientras que Hermes Binner registra en el total nacional un modesto 16.87%, obtiene, por el contrario, en Santa Fe el 41.97%, en Capital Federal el 27.78% y en Córdoba el 23.41%. Se produce con él, de esta manera, lo inverso de lo que acontece con el kirchnerismo, de modo que sus resultados se fortalecen los distritos de mayor concentración urbana asociada con superiores niveles de escolaridad.
Hay, en consecuencia, en la Argentina una desmesurada acumulación de poder en figuras individuales, algo que no sucede solo dentro del peronismo. En Capital Federal, el casi 28% de Binner se diferencia del casi 17% que logra su lista de diputados, que entra tercera (superada por el casi 28% del macrismo). En la provincia de Buenos Aires, el Frente Amplio Progresista (FAP) de Binner se alza con casi el 15%, mientras que en Diputados obtiene el 13%. Caso similar en Córdoba, donde el aliado de Binner, Luis Juez, debía hacer la diferencia, pero no la hizo: mientras que el santafecino saca el 23.41%, su lista de diputados obtiene 20.27%, tres puntos menos. En su propia Santa Fe, el casi 42% de Binner para presidente no tracciona para diputados, donde solo logra el 35.57%.
Estos números tienen una importancia específica cuando se los lee de cara al proyecto de construcción de un conglomerado político con perspectivas y proyecciones para 2015. Revelan que la fuerza de un líder individual impone sus condiciones a todo otro cálculo político en una sociedad como la argentina, aun fuertemente seducida por el arrastre de los conductores subjetivos.
Hay otros fenómenos de sugestiva importancia, aunque se trate de provincias de débil poder específico, como Santiago del Estero, la llamada “capital nacional” del kirchnerismo. En este distrito, Cristina Kirchner amasa el 82,01%, pero solo vota el 68.66% del padrón local. Hay municipios santiagueños, como Figueroa y Atamisqui, en los que el oficialismo anda en el orden del 94%, una cifra insólita que revela profunda indigencia política. Por otra parte, en una provincia mediana pero importante, como Mendoza, hubo un masivo corte de boleta a favor del candidato a gobernador del radicalismo, Roberto Iglesias, que sacó el 22,22%, mientras que Ricardo Alfonsín solo recibía el 11.04%, la mitad exacta. Aquí, la “tracción” de Cristina (50.83%) fue decisiva para que el muy poco carismático Francisco Pérez ganara, con el 46.66%. También hay que destacar que en Mendoza el paradigma sanluiseño tiene fuerte predicamento. Aliado con demócratas y macristas, Alberto Rodríguez Saá obtiene aquí el 20.32% de los votos, su mejor resultado fuera de San Luis, el único distrito que no ganó la Presidenta, y donde el a menudo exótico gobernador sacó el 51,46% de los votos, contra 31,41% de Cristina Kirchner. Debe consignarse que la provincia de San Luis es el único distrito de la República Argentina donde (salvo error u omisión de este columnista) no han puesto jamás sus pies desde el 25 de mayo de 2003 los presidentes Néstor Kirchner y Cristina Fernández.
Lo de Santa Cruz era previsible, sobre todo luego de la muerte de Kirchner en 2010. Aquí, la Presidente obtiene el 74,76%, contra 11,89% de Alfonsín, una distancia que habla por sí sola. Pero en la batalla por la gobernación las cosas fueron bastante diferentes. Mientras que el emisario de Cristina, Daniel Peralta, cosecha el 51,34%, el radical Eduardo Costa (en un frente sin los colores de la UCR), llega hasta el 45,67%. Otros detalles dignos de puntualizar: Alfonsín llega al 19% de los votos en Jujuy y al 15% en Salta, mientras que Rodríguez Saá arriba segundo en San Juan, con el 17%.
Tal como muestran los números, la foto fija del 23 de octubre revela un macizo e imponente kirchnerismo hegemónico. Esta supremacía se fabrica por los méritos y ventajas propias del oficialismo, pero también se explica por una realidad que a la mayoría de la sociedad le resulta imposible de entender. Si aritméticamente, la suma de Binner y Alfonsín “da” 28%, una combinación alternativa fundada entre ambos espacios hubiera crecido automáticamente varios puntos. En dicha hipótesis conjetural, que debe ser tomada como eso, como eventualidad, ese 28% podría haberse estirado, como herramienta democrática ante la imponencia oficial, a un 34/36%. En tal caso, una victoria “normal” de Cristina, digamos 51% contra 36%, hubiera dibujado un escenario político mucho más sofisticado y diverso. Pero eso no sucedió.
Con su 54% y su mayoría propia en el Congreso, el kirchnerismo y Cristina han recibido el equivalente a la suma del poder público. Es un dato duro, que conviene no omitir ni dejar de tener en cuenta, por su gigantesco potencial de consecuencias para la República Argentina.

© pepe eliaschev
Publicado en Diario Popular

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