Buenos Aires, 2 de junio de 2013 - Se supo desde siempre que tanto Néstor como Cristina han sido presidentes a quienes muy difícilmente se les arranque un cambio de gabinete. Han sido de congelar equipos y de mantener la misma tropa, a como diera lugar. La eyección de Nilda Garré ha sido una decisión largamente esperada que se ha concretado pese a que la Presidenta hubiera preferido mantenerla en el cargo.

Encaramada al poder político del Estado como funcionaria del presidente Fernando de la Rúa desde octubre de 2000 hasta marzo de 2001, Garré regresó como funcionaria en junio de 2005 y desde entonces cobra sueldo de la administración pública. Lo seguirá haciendo desde ahora, porque al removerla del Ministerio de Seguridad, que ocupó luego de ser embajadora de Néstor Kirchner en Venezuela y ministra de Defensa, Cristina la despacha ahora a Washington DC, donde la representará ante la inocua Organización de Estados Americanos (OEA).

Ha sido diputada desde diciembre de 1973 a marzo de 1976, diciembre de 1995 a octubre de 2000 y diciembre de 2001 a junio de 2005. Acumula, en consecuencia, nada menos que 17 años revistando como asalariada en el presupuesto nacional, y ahora va por más, al ser acreditada en los Estados Unidos.

A Arturo Puricelli, un santacruceño otrora peleado a muerte con los Kirchner, lo mantuvo en el gobierno, como devaluado ministro de Seguridad, una cartera en la que la voz cantante la tiene desde hace tiempo el teniente coronel retirado Sergio Berni. Es importante para la Casa Rosada que Puricelli no siga los pasos que otrora dieron Eduardo Arnold, Sergio Acevedo y Daniel Peralta, quienes se apartaron de la familia Kirchner y luego devinieron en sus más virulentos impugnadores.

Garré en Washington y Puricelli reportando como ministro al secretario Berni, exhiben la verdadera naturaleza del dispositivo oficial: vigilar, supervisar, monitorear, controlar, disciplinar y conducir. De vez en cuando, castigar y penalizar, claro. Junto al desplazamiento de Garré a una embajada que estaba vacante, el lugar de Puricelli en Defensa fue ocupado por Agustín Rossi, que vino siendo el mariscal de campo del bloque kirchnerista en la Cámara de Diputados desde 2006, siete años intensos en el curso de los cuales el oficialismo se convirtió en mayoría absoluta en la Cámara baja.

No se discuten las habilidades de Rossi para moverse en la esfera del poder. Ha prestado una asistencia fenomenal al Poder Ejecutivo acordonando a su bloque en la aprobación de leyes muy difícil de digerir (pacto con Irán, amnistía fiscal). ¿Es, entonces, un premio presidencial? Parece que no. Rossi tiene 53 años y en las elecciones presidenciales de 2011 sufrió una fortísima derrota en Santa Fe, cuando sólo logró el 22 por ciento como candidato a gobernador, mientras que María Eugenia Bielsa, que encabezaba la lista de diputados, ganó con más del 38 por ciento de los votos (un 42% más que Rossi).

En las elecciones primarias de mayo de 2010 el peronismo, bajo el lema Santa Fe para Todos, había obtenido 692.424 votos. Dieciséis meses más tarde, con Rossi candidato, descendió a 387.162 votos, perdiendo casi la mitad de los votos previos. El peronismo de la provincia quedó fragmentado entre Rossi, el intendente de Rafaela, Omar Perotti y el ex canciller Rafael Bielsa. En la Rafaela de la que es intendente Perotti, ganó ese año el macrista Miguel del Sel, con 42 por ciento, pero el peronismo (Rossi) sacó sólo el 17 por ciento.

Ese 22 por ciento provincial de 2011 fue devastador para Rossi. La Casa Rosada tomó debida nota, habida cuenta del 54 por ciento de Cristina a nivel nacional de ese año. Es que el PJ santafesino venía del 36 por ciento de 2007, del 50 por ciento de 2003 y del 54 por ciento de 1999. Como diría Cristina, la caída fue 'too much'.

Al sacarlo de Diputados ahora, la Presidenta retira a Rossi de la condición expectante. Es 'game over': en Santa Fe ella se volcará totalmente a María Eugenia Bielsa, hermana del ex canciller Rafael Bielsa, una peronista en las antípodas de Rossi. Son amarguras de la militancia, pero si algo ha sabido hacer el Poder Ejecutivo es premiar y castigar con implacable regularidad a un plantel de cuadros que hace años se encuadra con metódica obediencia tras las decisiones de la conducción presidencial.

La reemplazante de Rossi al frente del bloque kirchnerista en Diputados, Juliana Di Tullio, lo proclama con toda franqueza. Siente que Néstor Kirchner es su 'padre' y que ella le debe lealtad sin condiciones a Cristina. Pero Di Tullio tuvo un gesto llamativo y digno de ser subrayado este último viernes 31. Aceptó que yo la entrevistara en mi programa diario por Radio Mitre AM 790, que va de 17 a 20. Se trata de una radio del Grupo Clarín. Rossi no aceptaba entrevistas conmigo. Al terminar la nota, Di Tullio se mostró complacida por la forma en que la traté y me prometió mantener el canal abierto, algo que habrá que ver si se hace realidad. Ninguna epopeya del periodista: ella fue tratada como todo el mundo, con cordialidad pero con firmeza, con amplitud pero sin dejar nada por preguntar.

Sin embargo, cuando el gobierno anunció el viernes la salida de Garré y su reemplazo por Puricelli, así como el nombramiento de Rossi en su lugar, sólo hubo lectura de decreto, palo y a la bolsa. Es un gobierno que teme o sospecha del periodismo. Prefiere vías menos comprometedoras, como el lujoso y carísimo cuadernillo que se publicó días atrás en varias revistas del corazón. Pese a no tener firma institucional de la Presidencia de la Nación, excepto la advertencia 'espacio de publicidad', se titula '10 años de gobierno'. Sus 16 páginas tienen 28 fotos de Cristina y sólo 11 de Néstor Kirchner. Interesante.

© pepe eliaschev
Diario Popular